La prueba cutánea de derivado proteico purificado (PPD, por sus siglas en inglés) es un método utilizado para el diagnóstico de la infección de tuberculosis (TB) silenciosa (latente).
La tuberculosis (TB) es una enfermedad infecciosa causada por Mycobacterium tuberculosis. La tuberculosis afecta principalmente a pulmones aunque puede afectar a muchos otros órganos y sistemas como tracto urinario, sistema nervioso central, huesos y articulaciones. La prueba cutánea de la TB es útil para determinar si una persona ha resultado infectada por Mycobacterium tuberculosis, y evalúa la respuesta del sistema inmunitario a los antígenos derivados de esta bacteria.
También se le conoce como Derivado proteico purificado estándar; Prueba cutánea de TB; Prueba cutánea con tuberculina; Prueba de Mantoux.
No tiene ninguna preparación especial para esta prueba.
Este examen se hace para determinar si usted alguna vez ha estado en contacto con la bacteria que causa la TB.
Usted tiene mayor probabilidad de necesitar este examen si:
• Puede haber estado cerca de alguien con TB
• Trabaja en el campo de la salud
• Tiene un sistema inmunitario debilitado, debido a ciertos medicamentos o enfermedades (como el cáncer o el VIH/SIDA).
Se manejan los resultados de positivo o negativo.
La prueba se realiza en la piel del individuo. Se utiliza una solución de un derivado proteico purificado (PPD) que contiene antígenos de M. tuberculosis, pero no bacterias vivas, para provocar una reacción de hipersensibilidad en la piel (se produce una protuberancia rojiza) en aquéllos que han sido infectados por la micobacteria.
Primero, el profesional sanitario encargado de realizar la prueba limpia la parte interior del antebrazo con alcohol y espera hasta que la piel esté seca. Utilizando una jerinja de 1 mL y una aguja muy fina, se inyecta una pequeña cantidad de la solución PPD justo por debajo de la primera capa de piel. Si se realiza correctamente, la inyección produce una pequeña burbuja de líquido que parece una ampolla. El área de la inyección debe dejarse al descubierto y la persona no debe tocársela ni rascársela. Al cabo de 48 - 72 horas, el profesional sanitario tiene que observar si se ha producido una reacción dérmica local en la zona de la inyección.